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¿Naciste en la llamada era tecnológica y para ti es muy natural estar en contacto con dispositivos electrónicos todo el tiempo? ¿O eres de las personas que como yo, hemos tenido que aprender a adaptarnos cada día a los avances tecnológicos para no quedarnos “fuera del juego”? ¿Te parece que ya no podrías prescindir de tu computadora, tableta o celular para estar conectado? Si estás en alguno de estos casos te invito a leer…
La naturaleza del ser humano es evolucionar y a través de la historia tenemos evidencia de tantos y tantos experimentos, investigaciones científicas y descubrimientos tecnológicos sin los cuales por ejemplo no podrías estar leyendo estas líneas, no podrías trasportarte rápidamente a dónde quieres sin tener que caminar por horas o no podrías comunicarte a cualquier parte del mundo de manera instantánea.
Nací a finales de la década de los años 60´s, mi niñez y mi adolescencia trascurrió sin teléfono celular, sin computadoras, sin videojuegos; si quería ver un canal diferente en la televisión tenía que pararme y utilizar la perilla para cambiarlo manualmente; utilizaba una máquina de escribir para hacer mis trabajos y difícilmente me dejaban utilizar calculadora en la clase de matemáticas; tenía amigas a distancia con quienes intercambiaba cartas por correo, pero no correo electrónico como lo hacemos hoy, a veces esperaba semanas para recibir noticias de ellas. En esa época no había casi nada instantáneo mas que el café y las fotografías tomadas con cámara Polaroid.
Más adelante, mi trabajo y mi regreso a la universidad para estudiar un posgrado me dieron la oportunidad de volver a aprender cómo hacer lo mismo que hacía antes, pero ahora con ayuda de la tecnología. Sin duda la tecnología nos aporta facilidad, rapidez, la oportunidad de hacer múltiples tareas en menos tiempo y con exactitud, hoy podemos comunicarnos en cualquier momento a cualquier parte del mundo, las noticias llegan en el momento mismo en que están ocurriendo, tenemos la sensación de estar conectados con el mundo en todo momento.
Sin embargo siguen existiendo experiencias que no se pueden vivir a través de la tecnología, no es lo mismo un abrazo virtual que un abrazo de persona a persona, en donde sientes la energía, la calidez y el cariño que proporciona el contacto físico; no es lo mismo tener una conversación virtual que sentarte a una mesa y tomar un delicioso café mientras conversas con tus amistades, familia o tu pareja; algunos ramos de flores virtuales se ven hermosos, pero nada como el aroma de las flores naturales; algunas personas comentan que no es lo mismo leer un libro digital que un libro impreso, incluso disfrutan el olor que desprenden las hojas de papel; no hay comparación entre una sopa instantánea y una sopa hecha con ingredientes naturales a fuego lento y como diría mi abuelita: “una sopa hecha con amor”.
Hoy en día utilizar la tecnología y estar conectados por medio de los dispositivos electrónicos forma parte de nuestra vida, pero ¡ojo! no es nuestra vida; la vida se vive y se experimenta en vivo y en directo, con sus colores, con sus aromas, con sus sabores, con sus sonidos, con risas, con lágrimas, con besos y abrazos, con nuestro reflejo en la mirada de las personas que nos aman y a quienes amamos, con la sensación que produce el viento en nuestra cara, con el calor del sol, con el frío del invierno, con la luz de la luna llena, con todo lo que la naturaleza nos brinda cada día, con las conversaciones y emociones que surgen de la interacción con los demás, con la inocencia de nuestras mascotas, con las palabras escritas de puño y letra en una tarjeta de felicitación o en una carta.
Ojalá la tecnología esté al servicio de nosotros para encontrar los espacios y el tiempo para poder experimentar la auténtica conexión con nosotros mismos, con nuestros seres queridos y con la naturaleza para vivir la vida en vivo y en directo y no a través de una pantalla digital.
Con cariño
Adriana Gtz. G.
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